Josefa Flores González nació el 4 de febrero de 1948 en una humilde corrala de Málaga, casualmente bastante cerca del teatro Cervantes. Desde niña fue gran admiradora del cante flamenco, y se unió a un grupo de coros y danzas de la Sección Femenina llamado, agárrate, 'Los joselitos del cante' –en referencia a Joselito, otra estrella infantil de entonces–. Estaba empezando a cumplir un sueño, pero iba a ser a un precio altísimo.

En 1979, en una entrevista a 'Interviú' declaró: “Yo tenía ocho años y dormía durante el viaje en la misma cama que la querida del empresario, una tal Encarna, que me daba unas palizas de muerte [...]. En Lérida me dio tal paliza que me dejó el cuerpo como el de un nazareno. El empresario me invitó a comer en Gerona y me dijo que me levantara el vestido. Cuando me vio, mandó a llamar a mi padre inmediatamente y me mandó para Málaga. Figúrate tú cómo tenía que estar yo que, cuando llegamos al corralón, mi abuela al verme se desmayó en la hamaca”.

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Marisol Tómbola 1962
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Cuando 'Los joselitos del cante' actuaron en Televisión Española, Manuel Goyanes, un productor que pocos años antes había apostado por el cine social de Juan Antonio Bardem en 'Calle mayor' y 'Muerte de un ciclista', vio a aquel niña y pensó que, con sus apenas 11 años, era un diamante en bruto, con su manera de bailar, su voz espectacular, su desparpajo y su belleza.

Así que Goyanes hizo todo lo que estuvo en su mano para convencer a la familia de Josefa, empezando por su madre, doña María, de que se instalaran en Madrid. Bueno; ella en la misma casa del productor, su madre, en una pensión cercana. ¿El objetivo? Que saltara a la fama en el subproducto 'Un rayo de luz', al hilo de los éxitos cinematográficos de niños de la dictadura como Joselito. Y no solo saltó a la fama, sino que en la Mostra de Venecia la galardonaron como Mejor actriz infantil.

Como al 'pequeño ruiseñor', la fábrica Goyanes comenzó a modelar el producto 'Marisol', rebautizada ya como sería conocida toda su vida. En vez de clases de cultura general, la niña aprendía inglés, ballet, dicción... lo que fuera para ser una estrella. Le operaron la nariz. Le aclararon el pelo, para que fuera la angelical niña de ojos azules que se esperaba de ella.

El trabajo valió la pena. Aquello e-x-p-l-o-t-ó. Se convirtió en la niña que estaba en todas partes, en todas las portadas, en todos los actos con niños desfavorecidos; posando para fotógrafos el día de su cumpleaños, si se había comprado un vestido nuevo, si se había 'echado' un amigo... Agotador.

Pepa Flores Marisol en 1962 elle.es
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Y ella siempre con buena cara, con un enorme optimismo, proyectando la imagen de la niña que sabía dar la vuelta a todo y ser ideal. Era cordial con mayores y niños, no se dejaba rendir ante las dificultades, si un problema se ponía algo más complicado allí que venía una oracioncita con Jesusito, etc. Pero la realidad distaba mucho de ser así.

"Perdí el rumbo de mi vida"

"Desde que me llamó el señor Goyanes, después de verme en Coros y Danzas, perdí el rumbo de mi vida. Como hablaba con deje andaluz y no sabía actuar ante la cámara, el director se enfadaba y yo lloraba por la noche en la cama y me acordaba de mi vida anterior", confesaba en 1965 a Julián Navarro.

Tras 'Un rayo de luz', vinieron 'Ha llegado un ángel' (1961), 'Tómbola' (1962), 'Marisol rumbo a Río' (1963), 'Búsqueme a esa chica' (1964), 'La nueva Cenicienta' (1964), 'La historia de Bienvenido (1964)', 'Cabriola' (1965), 'Las 4 bodas de Marisol' (1967), 'Solos los dos'... En ellas le juntaban con algunos de los ídolos de la época como el matador Palomo Linares, el Dúo Dinámico o el bailarín Antonio.

Pero Marisol-Pepa Flores ya se estaba queriendo (una vez más) despedir del icono infantil que había sido para convertirse en una mujer con otros objetivos cinematográficos, abordar otros papeles, demostrar su talento real como actriz y mostrar todos los ángulos de su maravillosa voz.

Marisol con Antonio el bailarín elle.es
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Marisol, en 1964, con Antonio el bailarín, con quien protagonizó ’La nueva Cenicienta’ y quien confesó al final de su vida haberse enamorado de la malagueña.
Boda de Marisol y Carlos Goyanes elle.es
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Marisol, el día de su boda con Carlos Goyanes, en 1969, en la madrileña iglesia de San Agustín.

Pero Manuel Goyanes quería dejarlo todo "atado y bien atado", y sonreía feliz el día del matrimonio de su hijo Carlos (24 años) con Pepa (que entonces tenía 21). No obstante, el enlace estaba condenado al fracaso; eran dos personas totalmente opuestas. El novio recordaría, con el tiempo, que su mujer le confesó al año de la boda que estaba enamorada de Joan Manuel Serrat, con el que se citaba en distintos lugares de Cataluña.

Ahora Marisol ya no quería ser más aquella niña prodigio del régimen a la que obligaban a vendar los pechos y a acudir a casas de mandamases para exhibirse como si fuera un mono de feria. Ahora quería ser Pepa Flores y ser actriz, y comenzó la mutación con la sencilla 'Carola de día, Carola de noche', en la que daba vida a una princesa que quería vivir la noche de Madrid sin que nadie supiera quién es.

Fue el realizador Jaime de Armiñán el que la 'rescató' en esta película, pero luego el currículo comenzó a embellecerse súbitamente: Manuel Summers, Juan Antonio Bardem, Mario Camus, Carlos Saura... Títulos como 'La corrupción de Chris Miller', 'Bodas de sangre', 'Carmen' o 'La chica del Molino Rojo', la última cinta en la que cantó.

La resurrección de Pepa

Fue en 1973, el mismo año en el que conoció al primero de los dos grandes amores de su vida, el bailarín Antonio Gades –el otro amor sería su actual pareja, Stecchini–, una persona completamente afín a ella: “Es el compañero que, sin saberlo, había esperado toda mi vida”, declaró a Fotogramas. Con él tuvo a sus tres hijas, María, Celia y Tamara.

Marisol Pepa Flores elle.es
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Pepa Flores, en una imagen de 1973.
Antonio Gades y Pepa Flores elle.es
D.R.
Antonio Gades y Pepa Flores.

Fue, además, Gades el que le animó a hacer papeles en el cine, porque ella ya quería empezar una retirada, olvidar lo que fue, dejar el icono atrás. Dedicarse a su familia, a sus hijas, a ser madre. Por fin descansar. Pero los medios no le dejaban. De hecho, tres años después de conocer a Gades, llegaría esa portada.

La portada que la convirtió en estrella de la Transición, en su gran musa. Con la que simbolizaría el paso de Marisol a Pepa Flores. Unas instantáneas de César Lucas, su fotógrafo de cabecera, que tenían unos años, pero dio igual. La tirada media de 'Interviú' subió, en este número, de 150.000 a medio millón de ejemplares.

Marisol Pepa Flores Interviu elle.es
Captura Internet
Pepa Flores en la mítica portada ’rompe-récords’ de Interviú de 1976.

Gades y Flores se casaron en 1982 en Cuba con Fidel Castro como padrino, y se divorciaron a los cuatro años. Justo esta fue la etapa en la que Pepa intervino en sus últimos papeles: 'Proceso a Mariana Pineda' (1984), una serie de televisión, y 'Caso cerrado' (1985), el filme con el que concluye su carrera.

En 'Caso cerrado' participó porque se lo pidió el director, su amigo Juan Caño, y porque el argumento "plantea cuestiones que considera ético defender, como son la connivencia entre justicia, finanzas y policía en contra del individuo y la Libertad", aseguraba Javier Barreiro en su libro 'Marisol frente a Pepa Flores' (Plaza&Janés)

Por su parte, el actor Juanjo Puigcorbé , con quien compartió protagonismo en 'Mariana Pineda', da a la Academia de Cine la clave del final –que no ocaso– del mito: "Era una de las personas más progresistas del país, y recibía muchos palos, también de la gente que se consideraba progresista. Un día, rodando en Sevilla, recuerdo que le habían dado el Premio Limón, y ella se quedó anonadada. No entendía por qué la castigaban tanto".

Después de ser una de las personas más queridas de España, de haber sido explotada de todas las maneras imaginables en esta profesión, resulta que los premios y los aplausos significan muy poco para alguien que lo ha tenido todo. Ese poner el foco fuera de ti mismo, y dar esa potestad al público para premiarte o castigarte sin que lo merezcas… ella debió pensar que ya había tenido suficiente”, añade.

Marisol Pepa Flores manifestación otan 1986
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A ella, que había sido la niña del régimen, no le perdonaban que acudiera a manifestaciones contra la OTAN, que se pusiera pegatinas del PCE y que coreaba consignas izquierdistas. Según el actor Manuel de Blas, la famosa foto que publicó la revista 'Garbo' con el puño en alto bajo el titular 'La musa del pueblo' “sentó muy mal, y no solo a la derecha. También a una parte muy amplia de los socialistas. La gente pretendía que se hubiera momificado y hubiera seguido siendo Marisol toda la vida. Pero ella tenía sus ideas, su forma de vida y su lucha, como cualquier persona”.

Volatilizada

Y entonces, en 1987, cuando España ya había entrado en la OTAN y ni siquiera ese trabajo quedaba por hacer, Pepa Flores se fue callada a su Málaga natal. Ni siquiera tenía 40 años cuando se retiró de la vida pública, se fue a la Axarquía, donde cuida una casa con huerto, a sus dos nietos y vive con Massimo, su pareja.

En todos estos años, apenas ha tenido apariciones públicas. Mientras los fotógrafos le han capturado paseando por la calle, con sus nietos, su pareja o incluso sus perros, nos ha regalado su presencia en contadas ocasiones. Por ejemplo, en 2o12, mientras algunos productores con Enrique Cerezo a la cabeza le ofrecían millones por volver al cine cuando se cumplían los 50 años de 'Tómbola', ella prefería apoyar a su hija María en la presentación de una de sus exposiciones de cuadros.

Pepa flores marisol expo maria esteve 2012 elle.es
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Pepa Flores, en la exposición de pintura de su hija María Esteve, titulada ’De Málaga al cielo’ (2012).

También se ha implicado en causas solidarias, como su colaboración en la campaña de la Asociación Española Contra el Cáncer o su apoyo a mujeres con esclerosis múltiple. Poco más. Se ocupa de cuidar su casa, su familia, sus animales, su huertecito, su pequeña granja con gallinas.

Pepa Flores en málaga elle.es
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Una de las últimas imágenes de la actriz, tomada hace unos meses en su Málaga natal.

En aquella entrevista de 1973 para 'Informe semanal', cuando le preguntaron qué era para ella un día feliz, respondió: "Un día en el que pueda dormir muchísimo, que pudiera salir al campo, que pudiera montar a caballo, estar con mis amigos, jugar a las cartas, ir a un cine, hacer una vida absolutamente normal".

En enero de 2020, el mundo del cine español reconoció su trayectoria concediéndole el Goya de Honor. Sin embargo, siendo fiel a su manera de ser y después de mucho 'run-rún' en la prensa de qué podía pasar, Pepa Flores no asistió a la gala. Sus hijas recogieron por ella el premio mientras, aseguraron, ella lo veía en casa feliz y orgullosa. Así es una vida absolutamente normal.

Pepa Flores elle.es
Gtres/RP

Perfil elaborado con información de la Academia del Cine, diario 'El País', 'El País Semanal' y diario 'Sur'.